Llorar es sanador

LLORAR ES SANADOR

Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y se dieron cuenta de lo que les había sucedido a sus familias, lloraron a más no poder. (1 Samuel 30:3-4 NTV)

En esta historia de la Biblia lo que estaba pasando, es que la ciudad donde vivía David y su familia había sido atacada. Los ladrones habían saqueado el lugar y se habían llevado cautivos a los niños y a las mujeres, además habían quemado las casas.
¿Qué hacer ante tal desgracia? ¿Qué haces cuando enfrentas algo inesperado de tal magnitud en tu vida?
Lo primero que deseo decir es, que no es malo llorar en ciertos momentos.
Todo tiene su tiempo, hay tiempo para llorar y hay tiempo para reír.
Cuando una persona está pasando por una pérdida, las lágrimas son parte normal del proceso de sanidad.

David y sus hombres eran hombres valientes, acostumbrados a la guerra, pero llegaron a un momento en sus vidas cuando lloraron.

La Biblia nos muestra que aún nuestro Señor Jesucristo lloró ante la pérdida de su amigo Lázaro (Juan 11:33-35).

El llanto es una forma de comenzar el proceso de recuperación después de una situación dolorosa, como la muerte de un ser amado, la pérdida de uno de los padres debido al divorcio, o cualquier otro tipo de pérdida en lo emocional o material, que te producen dolor.

Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y se dieron cuenta de lo que les había sucedido a sus familias, lloraron a más no poder. (1 Samuel 30:3-4 NTV)

Piénsalo:

¿Qué es lo que te ha ayudado a sanar el dolor en tu vida?
¿De qué manera te ha ayudado tomar un tiempo para llorar?
¿De qué manera crees que afecta a las personas el reprimirse de llorar?